Pues ya en casa después de pasar por Classicco, el taller de Mauro. Unos cuantos kilómetros en los que ya comencé a sentir el aire del viaje.
Primeros momentos a lomos de una clásica de treinta años que debe transportarme a ritmo de viaje sin prisas durante unos miles de kilómetros.
Primeros repasos de aquello que no debo olvidar: botiquín para los dolores, agua para el calor, herramientas para emergencias, ropa de lluvia, etc…. Y muchas ganas de ver lugares diferentes viviendo una experiencia con cierto tono de aventura y reminiscencias de aquellos moteros de antaño.
Todavía recuerdo cuando iba en moto viajando sin móviles, sin asistencia en viaje ni nada parecido. ¡Como cambian los tiempos! Mañana iré a montar un soporte para el gps y unas luces auxiliares en mi pequeño taller de El Tiemblo.
Mañana más….